miércoles, 20 de febrero de 2019

Con Cristo

Gálatas 2.20
Viva la Nueva Vida
Cristo el Centro


“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”

Gálatas 2:20


Nuevamente el apóstol Pablo hace una afirmación de su fe a otro nivel. “Con Cristo estoy juntamente crucificado…”, estoy con mi Señor entregando todo mi pecado y muriendo al pecado, pasando por el dolor de la transformación de morir a la carne para renacer en el Espíritu. Por eso luego dice, “y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”, muero a mi YO a mi EGO, lo entrego todo a Dios como hizo Jesús en la cruz del calvario, lo entregó todo al Padre para que hiciera su voluntad. Tomando esta acción lo que hacemos es entregar el control de nuestras vidas a Cristo Jesús, Señor nuestro, para que Dios cumpla su propósito en nosotros. Nos rompe, nos quiebra como vasos de barro y nos vuelve a formar de adentro hacia afuera. Nos da nueva vida, una nueva vida con Cristo como el centro de todo nuestro ser. El se convierte en el eje de la vida, el que le da dirección a la rueda, sin él nuestra vida no tiene nada que la guíe. Por eso las ruedas solas no llegan a ningún lado, tienen que estar puestas en un eje para que tengan un propósito.

Después de establecer el orden de poner a Cristo como el centro de nuestra vida. Luego dice, “y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios”. Pablo también nos recuerda que seguimos siendo hombres y que la única forma de vivir una vida correcta a los ojos de nuestro Dios es seguir el ejemplo del Maestro, Jesucristo; seguir su ley y entender el milagro de la salvación por su gracia. Entender que la fe en el Hijo de Dios es todo lo que necesitamos para que Dios transforme nuestra vida en la vasija que El necesita para depositar su palabra y poderla llevar por todo el mundo.

Que hicimos para ganar la salvación?... nada, ya que el Hijo de Dios “el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” fue el que lo hizo, el derramó su sangre por todos nosotros en la cruz del calvario y nos redimió por amor. Sin pedir nada a cambio, solamente porque me amó y me ama. El solo quiere nuestra obediencia y nuestra fe en El. De lo demás se encarga Dios personalmente.

Vive en la fe del Hijo de Dios, atesora el regalo de la salvación, sumérgete en su palabra y camina en fe, y Dios se encargará de que, al morir al viejo hombre, puedas vivir con Cristo dentro de ti y así podrás reflejar su gloria en todo momento.


Bendiciones,

Queruel Díaz Cintrón

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